Muchas decisiones no son tan sensatas como creemos, ¿lo sabía? La conducta financiera está muy influida por sesgos cognitivos. En el libro Predictably Irrational, Dan Ariely cuestiona la idea de que nuestras decisiones se basan únicamente en principios económicos. Demuestra mediante estudios cómo los elementos emocionales e ilógicos influyen en las decisiones.
Comprender estos comportamientos nos da la capacidad de enfocar la gestión del dinero de forma crítica y llegar a juicios acertados. Entre estos sesgos se incluyen los siguientes:
- El efecto de anclaje
Se produce cuando sobrevaloramos la primera información que aprendemos, lo que afecta a los juicios que hacemos posteriormente.
- Relatividad
Con frecuencia se utilizan comparaciones, en lugar de análisis imparciales, para sacar conclusiones.
- Efecto coste cero
Las cosas gratis son más atractivas que las de pago.
- La excitación
Influye en nuestra toma de decisiones, ya que puede llevarnos a realizar inversiones o compras precipitadas o arriesgadas en momentos emocionales intensos.
- Autocontrol y procrastinación
Retrasar la toma de decisiones financieras cruciales, como abrir una cuenta de ahorro para la jubilación.
- Efecto de la dotación
Explica la propensión a dar un valor excesivo a nuestras posesiones.
- Mantener siempre abiertas las opciones
A pesar del deseo irracional de mantener tantas opciones como sea posible, incluso a un gran coste financiero, la gente tiene tendencia a hacerlo.
- Efecto expectativa
Los bienes y servicios pueden asociarse a una determinada imagen, lo que modifica las percepciones y la propia experiencia sensorial. Esto es exactamente lo que hace la publicidad para elevar el estatus de un producto y apoyar su precio desorbitado.
- El efecto del precio en la percepción de la calidad
Nuestras decisiones financieras pueden ser poco razonables en más de un sentido. Es fundamental reconocer esta inclinación y evaluar críticamente sus decisiones para asegurarse de que representan fielmente sus necesidades y objetivos.